Los que me gustan son los que narran historias personales de aquella época. Casi todos tienen en común las duras vivencias y los valores que ayudaron a los protagonistas a sobrevivir –o a escribir su situación– en esas increíbles condiciones de privación de libertad, cercanía de la muerte, sufrimiento físico, alejamiento de los seres queridos....
Este libro, “El falsificador de pasaportes”, tiene algo distinto. El protagonista cuenta su historia con realismo y cierto sentido del humor. Y no le faltan motivos porque su natural decidido, junto a su habilidad, desparpajo y... una buena dosis de suerte, hicieron que lograra lo que puede parecer imposible.
Está escrito con agilidad y te atrapa desde el primer momento.
Los nombres que salen y la documentación que aporta al final dan fe de que la situación era la que era. Pero la actitud de Cioma Schönchaus y “el ángel” que sin duda le protege, arrancan la admiración y la sonrisa.